Queridos amigos y amigas.
La página está en blanco y no es precisamente porque me falten las palabras o las ideas. Me vienen a la cabeza como torbellino, como efervescencia viva, pero son tantas las cosas que quisiera compartir con ustedes, hijos e hijas, hermanos y hermanas míos, de este nuevo milenio, en un mundo ya viejo, en un país viejo, en una maldita circunstancia de no ser o de ser a medias. Tengo treinta, y hay hombres y mujeres que con menos, estaban viviendo y empujando la Historia, su Historia, la que les pertenecía, la que cambiaron…
El concepto mismo de Historia, puesto en cuestión, nos confirma la necesidad de interpretar los sentidos del mundo desde múltiples variaciones y miradas. Nuestro cine está hoy contando lo que nuestros ojos ven, pero también, lo que nuestro corazón siente, lo que nuestra percepción del mundo aprehende y lo que nuestras esperanzas y angustias, nos confirman como el país que no puede seguir siendo; mientras otro país se asoma por debajo de la corriente anecdótica, como la posibilidad de un futuro mejor, o donde al menos, la felicidad, la libertad, el humanismo, no se constriñan a única voz, sino que se escuche hasta el infinito, como una estruendosa polifonía. Ninguno de nosotros y nosotras, podría adivinar el futuro o el lugar donde le tocará dejar sus huesos, “en que tugurio, en qué mazmorra, en que mendigo”, en qué sitio calmo y tibio, al amparo de “qué gloria”. Pero hoy (mañana), lo más importante y sagrado, es que al mirar atrás, no sintamos que nuestra “época”, “nuestro tiempo” y “nuestra historia”, la dejamos ir, en el más cómplice silencio, arrogancia y egoísmo.
Un libro que se nos enseña en la escuela, nos dice al final de sus páginas, que uno lucha para y por gentes que no conocerá, porque están más allá del alcance de nuestro tiempo físico. Nuestras vidas también son el reflejo del empeño, de un sacrificio de muchos y muchas, que no conocimos, a quienes ya no podemos dar las gracias por lo que hicieron. Nuestra inmediatez nos permite tener más cerca a los hombres y mujeres que soñaron y practicaron un cine que jamás olvidó al ser humano en sus múltiples dimensiones, que no dejó de construir nuevas realidades, aguijoneando sin piedad cada partícula de formalismo, de dogma, de injusticia, de cadalso, de reducción y simplificación de la existencia humana a la medida absoluta de un funcionario, un poder hegemónico o lo políticamente correcto. Corren por nuestros ríos internos, muchas rebeldías y compromisos, que bien podrían ser el combustible vital para nuestra cruzada contra todas las dominaciones. Agradezco le llegada de sus mensajes, porque me provocan la osadía de escribir estas palabras, pero más que eso, la conmoción necesaria para actuar. Creo que la Muestra Joven es un espacio que urge apuntalar no solo con lo que podamos decir y exigir. Es muy importante pensar, soñar y accionar todo lo necesario para imprimirle un dinamismo creciente, para que no se vaya a desgastar su esencia tras una vitrina estéril o un escenario frívolo. Nos corresponde tomar el cielo por asalto, nuestro cielo, con los errores y aciertos, de que seamos sujetos.
Me parece impostergable que cada uno desde lo más hondo de su alma, se pregunte por el sentido de su existencia, trate de visualizarse ante la posteridad y lo perentorio del presente, y halle el lugar y la forma en que dejará pasar ante sus ojos la vida o se sumará a su torrente arrollador, sin pedir nada a cambio, sin más expectativa que no dejar de volar y correr hasta que las alas y los pies terminen calcinados bajo el sol y los años.
Al final del camino, todos y todas, envejeceremos y nos convertiremos en pasado, para que el color de ese pasado, ilumine o deje en la oscuridad a los habitantes del futuro, que no tendrán más remedio que encender nuestras osamentas para ver en la noche, alrededor de sus hogueras, otros fueguitos que arderán a lo lejos. Discúlpenme tanta palabrería, pero esto me nace desde el fondo. Creo que trataré de escribir con más racionalidad luego, ahora necesito un poco de distanciamiento. Esto es parte catarsis y parte mística. Por ahora, que los funcionarios funcionen para que la Muestra siga, que a los burócratas dogmáticos y formales, no se les ocurra meter las narices en esto y que todos y todas, con nuestras diferencias y nuestra diversidad, aportemos como creadores y creadoras, como ciudadanos y ciudadanas, lo mejor nuestro, a la construcción de una cultura cubana y universal libre de dominaciones y de desidia.
Ernesto Pérez Zambrano
Abril 5 de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario