El pueblo de Birmania se lanzó a las calles en cifras sin precedentes en la última semana de septiembre.
Las manifestaciones pacíficas, que empezaron alrededor del 19 de agosto a causa de un incremento del 500 por ciento en los precios de la gasolina y el diesel que repercutieron inmediatamente el de los alimentos, se han convertido ahora en una acción de profundo contenido político, han pasado a ser un levantamiento civil de gran escala a favor de la democracia, liderada primordialmente por la médula espiritual del país: monjes y monjas budistas.
Las primeras protestas fueron lideradas por el grupo de oposición "Generación 88", cuyo nombre proviene de la insurrección estudiantil de 1988 en la cual ocurrieron tres mil asesinatos durante la subsiguiente represión por parte de la Junta Militar.
Los militares gobiernan en Birmania desde 1962, cuando organizaron un golpe de Estado para derribar al gobierno del primer ministro U Nu y se mantienen desde entonces sobre labase de la fuerza y la represión.Fue precisamente U Nu quien, junto a Nehru, Nasser, Tito y otros dirigentes mundiales, participó en la creación del Movimiento de los Países No Alineados. Cuando se realizó la última cumbre en La Habana, el diario oficialista Granma citó en la lista de países miembros el caso de Myanmar sólo con "Gobierno: Constitución vigente", y dejó en blanco todo lo relativo a los sistemas ejecutivo, legislativo y judicial. Sencillamente, no existen.
La segunda ola de manifestaciones fue luego iniciada por el clero budista. El cuál marchó con sus cuencos para limosnar comida (su religión les prohíbe pedir dinero) boca abajo. Como muestra de que del gobierno no aceptan nada.
Se ha reportado que cuando estas protestas empezaron en Pakokku, soldados y milicianos respaldados por el Estado abrieron fuego contra las masas y propinaron golpizas con garrotes y culatas de rifles tanto a monjes como a personas civiles a pesar de que su manifestación había sido pacífica.
Un día después, los monjes retuvieron como rehenes a un grupo de 20 oficiales del ejército durante varias horas para protestar por el trato que recibieron"[2] y exigir una disculpa.
Desde entonces aumentaron drásticamente las manifestaciones. Miles de monjes y monjas saliendo a protestar en las calles anunciando un boicot contra el régimen junto a civiles que unieron a las marchas para expresar solidaridad hacia los monjes, protegerlos y como desafío a la Junta Militar que ha aterrorizado a los birmanos por 19 años.
Según se reportó a principios de octubre, ascienden a 300,000 la cantidad de participantes en la "revolución del azafrán", así bautizada por el color de las túnicas que visten los miles de monjes y monjas.
El acceso al país por medio de Internet ha sido cancelado [3].
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