Visión nocturna en el Matadero
PATRICIA ORTEGA DOLZ - Madrid - 30/05/2009
Realidad o ficción. Es la dicotomía que subyace en la obra de Íñigo Manglano-Ovalle (Madrid, 1961), Nocturno (en tiempo real), una videoinstalación que puede verse desde hoy y hasta el 12 de julio en el espacio Abierto por Obras del Matadero de Legazpi.
Se trata de un viaje de ida y vuelta en el que uno entra a tientas en una cámara oscura -la antigua cámara frigorífica del matadero- y adquiere, sin quererlo, una visión nocturna, verdosa, para contemplar en plena noche un campo de amapolas blancas afganas, las amapolas dormideras. Tras picar un cebo, uno vuelve habiendo comprendido algo: que todo lo que ha visto antes está sucediendo en ese mismo momento, que lo que está viendo está pasando y que la única realidad es el tiempo, el presente, del que todos somos partícipes, por el simple hecho de estar ahí, ahora.
La pieza fue concebida por Manglano-Ovalle allá por 2002, cuando ya se había afincado en Chicago. A sabiendas del trasfondo sociopolítico de sus obras, le pidieron que hiciera algo relacionado con la ocupación estadounidense de Afganistán tras el 11-S. La obra se expuso en el MOMA.
Ahora la trae a España convencido de su vigencia. Y recuerda cómo las retransmisiones bélicas de las principales televisiones americanas incorporaban el color verde de la visión nocturna a sus emisiones para fortalecer la ilusión de realidad: "Porque, en verdad, lo que ellos captaban se veía en blanco y negro pero sabían que en el imaginario colectivo, y gracias a Hollywood, se asocia el verde a la visión del soldado en el combate por la noche, la mayor realidad estaba así impregnada de ficción", cuenta. Esa misma ficción, con todas esas connotaciones, la aplica él en esta pieza.
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